Quienes ya se animaron a participar de los talleres dicen...
Un día me encontré dibujando otra vez. Y escribiendo sin pensar y sin juicio. Y haciendo música. Y moviendo un cuerpo desenfrenado que se olvidaba de toda vergüenza. En ronda de té de jazmín y papelitos de colores, el Taller me invitó a hurgar lo conocido y lo no tanto; me invitó a sorprenderme de mí misma y encontrar nuevos lenguajes, nuevas gramáticas, nuevas miradas. Me invitó a “incomodarme”, a crear y compartir con otros el reencuentro con el juego y el descubrimiento de eso que está ahí dormido en cada uno. El Taller es esa invitación. Y me hizo bien, me trajo una vitalidad nueva y mucho placer en ese ratito que decidí regalarme cada miércoles.
Muchas veces desconocemos el potencial que tenemos o llevamos dentro nuestro. Y muchas veces necesitamos un empujón para descubrirlo. El taller de Luz es el espacio propicio para redescubrirnos, realizar una introspección necesaria para saber qué es lo que nos gusta y qué somos capaces de hacer. Hacer volar la imaginación es una de las cosas más lindas que tenemos los seres humanos porque no tenemos límites y podemos jugar hasta que nosotros querramos.Y hablando de jugar, la idea del taller es soltar las riendas y ser esos niños que todo lo pueden.Música, pintura, dibujo, no sabemos en qué somos buenos y nos podemos destacar, y el taller de Luz es el lugar indicado para jugar a ser Dalí,Beethoven o quién te dice vos mismo!Todo esto rodeado de gente que anda en la misma búsqueda y que va a potenciarnos y estimularnos para sacar lo mejor de nosotros.
Son espacios donde ,gracias a la sabiduría de Luz se tiene acceso a territorios insospechados.
Una aventura llena de mágicas sorpresas tanto acerca de uno mismo como de nuestros compañeros y compañeras de viaje. Altamente recomendables ambos talleres, tanto el de creatividad como el de escritura, para quienes quieran bucear dentro de si mismos.
Siempre quise escribir algunas ideas, pero no me animaba… muchos prejuicios y sobretodo autoexigencia que no me dejaban siquiera empezar a esbozar en papel. Hice el taller de escritura de Luz como una forma de afrontar esas exigencias, ¡y se transformó en algo mucho más hermoso de lo que esperaba! Luz no sólo me ayudó a superar todos mis prejuicios, sino que hizo que descubirera el capital liberador de la palabra escrita. Ella es muy amorosa y acompaña los procesos de cada uno de los participantes. Siempre con ejercicios lúdicos y la mirada atenta. Valoré mucho la dedicación con la que prepara las clases, siempre dando lugar a la experimentación, pero sin perder cierta estructura que yo en particular necesitaba. Eso fue muy enriquecedor, cómo poder orquestar una clase, con diferentes personalidades, atendiendo las necesidades de cada une y logrando una armonía dinámica y potenciadora. Sus consejos y habilidades me siguen acompañando al día de hoy, incluso en otras actividades creativas. Mega super recomiendo!
Un momento libre, cálido y sin prejuicios.Un recreo para la rutina.